martes, 29 de mayo de 2018

UN PLACER POCO FRECUENTE

YA A LA VENTA LA RECOPILACIÓN DE CUENTOS Y RELATOS, UN PLACER POCO FRECUENTE, EN AMAZON.COM , FORMATO KINDLE O PAPEL Y TAPA BLANDA.

NOVELA CORTA, UN CUENTO MUY CORTO

Escribía con mucho esfuerzo mi primera novela corta. Llevaba ya cosa de dos capítulos. El argumento debía entrar por tanto en el nudo, y la trama me exigía, por eso, que uno de los personajes muriera, debía morir de manera trágica, además. Dicho de otra manera, debía matar, en ese tramo, a aquel personaje que existiría durante toda la historia, pero muerto, sin lo cual la historia no tendría sentido alguno...



jueves, 10 de mayo de 2018

domingo, 6 de mayo de 2018

Presentación del libro, UN PLACER POCO FRECUENTE (EN AMAZON.COM)



Cómo nació todo esto.

La reunión en la que se dio inicio a este proyecto, la publicación conjunta de algunas obras dispersas de un grupo de escritores noveles, dispersos, fue, por no decir otra cosa, un encuentro disperso. Cada uno opinó lo contrario de cada quien y ninguno de los invitados, en principio, estuvo de acuerdo con aportar sus dispersas obras para ser publicadas con otras tan dispersas como las suyas, en un solo libro. Yo, que había leído de los invitados algún que otro cuento o relato, era en realidad el único empeñado en publicar un libro con una o dos obras de cada uno; consciente de que ninguno por sí solo contaba con un grueso de relatos o cuentos, suficiente, para convertirlo en un libro digno de un digno atractivo. A lo sumo, el que más, había escrito dos o tres obras, y, conociéndolos como los conozco, no abrigaba esperanzas de que pudiera alguno escribir material suficiente para, por sí solo, publicar una obra completa antes del siglo XXII.

Karlo Perronni, por ejemplo, no se centró en la reunión en momento alguno; dedicose, como casi siempre que se habla con él, a relatarnos sus mil y una aventuras amorosas, bueno, amorosas…, sus conquistas más vale, porque ninguno de nosotros lo ha visto alguna vez enamorado. Vale aclarar, que no pocos de los pocos asistentes creen en sus innumerables historias de conquista, de las que, por lo general, escribe sus cuentos o relatos. Al contrario, aseguran que son solo ficciones que termina él por creerse como experiencias de su vida propia. Aquí entre nos, yo creo, en parte, que esas afirmaciones pueden ocultar un poco de envidia y celos, ya por sus aventuras, ya por su éxito con las mujeres o por su habilidad para convertir sus aventuras en literatura. Para no ir muy lejos, por ejemplo, de buenas a primeras en medio de una reunión pretendidamente seria, nos interrumpe y dice: «Dejen de hablar tantas bobadas y escuchen esta historia. El martes pasado salimos, como de costumbre, los amigos y amigas de siempre a tomarnos el café y la cerveza de la tarde. Martes, día poco aconsejable para más juerga, ya lo saben. Sin embargo, surgió, de buenas a primeras, motivo para mejorar la noche: el cumpleaños de una amiga de Dore, una de las infaltables del grupo de amistades al que pertenezco y, para ratificar además la afirmación de Gabo de que en Colombia toda reunión de más de cinco personas, agravado por la circunstancia de contar con un pretexto, agrego yo, está condenada a degenerar en baile, nos fuimos a bailar como si de viernes se tratara la noche. Nos fuimos para Cabo Verde, ese bar del casco antiguo que alguna vez habrán visitado, cuyo aspecto amarillento, lleno de sombras grises y negras por aquí y por allá, le da el aspecto de funeraria de pueblo antiguo, además de ese fúnebre propietario sin un pelo en la testa y a su vez discman, que coloca siempre buena música salsa».

»Después de bailar la segunda pieza con una atractiva mujer que era parte del séquito del cumpleaños, quise entrar más en detalle con la intención de romper el hielo. Le pregunté si salía con alguien, a lo que ella respondió que no. “¿Hace cuánto terminaste con el último?”, continúe yo con mi interrogatorio. La dama en cuestión, de manera casi automática, me dice “Hace ya un año”. “Ajá”, continúe yo ya curioso, “¿Por qué terminaron?”. “Por ningún motivo, no había ningún motivo para terminar”, me respondió ella. “O sea, que aún lo amas, supongo”, le digo. “Sí, muchísimo ―me dice―, lo sigo amando”. “¿Alguna posibilidad, pues, de que vuelvan?”, le interrogo; y ella responde “Ninguna”. “¿Es que no está aquí, está lejos?”, pregunto. Ella se calla un momento. Miro su silencio con interés y observo en sus brillantes ojos negros una lacrimógena tristeza: “Ya no está en este mundo”, me dice bajando la mirada de sus ojos húmedos. Sorprendido por la inesperada respuesta no puedo decir más que: “Lo lamento, siento mucho tu perdida”, lo acostumbrado en un funeral. Sin embargo, salido del susto, se me ocurre decirle algo para animarla, que no deja de ser verdad: “Puedo decirte que tienes la pena de no tenerlo presente, pero la fortuna de tener un amor eterno: es esa es la única manera de tener un amor eterno, todos los demás se consuman, se agotan y se mueren inexorablemente; en cambio, el que tienes lo tendrás por siempre”. Mientras la pieza que bailábamos iba llegando al final, me miró a los ojos con cierta dulzura y me dijo: “Esa es la manera cómo debo verlo, gracias”; ella enseguida se sentó a la mesa que ocupamos. La miré, con interés pecador, al decir verdad. “Es muy guapa ―me dije―, me gustaría tener con ella un amor de aquellos que se agotan y al fin mueren, como todos”, pensé.

―Pura invención ―dice Malosso entre dientes. A lo que Duthosso agrega:

―Dudo mucho de tu historia y como relato lo veo flojo.

―La historia es verdadera una palabra de más o de menos ―dice Perronni, y a la realidad no se le puede cambiar nada; ahora que, como relato, acepto que puede mejorarse, por ejemplo, podría yo en este, terminar con ella en la cama y también muerto, luego ustedes descubrir que la mujer mata a sus amantes o que los contagia de una enfermedad desconocida y por eso mueren. Asuntos que podrían suceder en el relato, si decido escribirlo y publicar con ustedes, tomando la propuesta nuestro anfitrión.

―Eso ya lo veremos ―interviene Phantomas con su cara seria y adusta.

―Yo no voy a publicar nada si todos no se empeñan en publicar obras serias. Lo único serio en la vida es la muerte, y la propia, porque las de los demás bien puede causar mucha risa o al menos una gran satisfacción ―dice convencido Malosso.

―Escribir seriamente no significa abordar los temas más profundos y filosóficos, sino hacerlo de tal manera que el resultado sea como las pastas que nos vamos a comer ahora mismo; que satisfagan a todos y al final todos quieran repetir, que pidan la receta y cuando llegan a casa o al trabajo cuentan que se comieron unas pastas riquísimas, que te preguntaren dónde y quién las preparó ―dice Zavrosso mientras camina, con su paso nervioso, llevando a la mesa un gran bol lleno de pastas olorosas y coloridas.

Nos dirigimos a la mesa con la sana intención de devorarnos las pastas que, efectivamente, son buenas, porque Zavrosso nunca falla con sus recetas. Musikovsky se levanta del piano, en que a bajo volumen interpretaba Amor eterno, terciando en la discusión:

―Lo bueno y lo malo, si se refieren a que lo serio es lo bueno, es como todo en la vida: relativo. Y mucho de lo mismo pasa en el arte, ya ven ustedes cómo Mozart no gusta a todos, incluso hay quienes aseguran que sus obras son inaudibles. Sin ir más lejos, Gabriel García Márquez reconocía que no le gustaba para nada. En cambio, otros adoran su música. Yo creo que lo serio en la creación literaria es la honestidad, crear con el propósito de gustar, de que el lector encuentre además de diversión, conocimiento y, por qué no, crecimiento personal.

―Vale ―interviene Malosso, por allí ya nos acercamos un poco, porque yo sí tengo esa seriedad. En cambio, sí que no le doy importancia a nada en la vida, porque para mí la vida es como cruzar una fosa séptica e intentar llegar al otro lado lo menos enmerdado posible, y a propósito del ejemplo, la mierda de la fosa es la condición humana, recurso muy expedito en la creación literaria, allí tiene a los grandes: Shakespeare, Cervantes y uno más cercano, Woody Allen; sus obras abordan, desde su perspectiva, la condición humana. Mi apreciado amigo y maestro Germán, me recomendó justamente leerme con el propósito de crear personajes más reales, una obra sobre las pasiones humanas.

―Todos escribimos sobre pasiones humanas ―dice Perronni entre dientes con cara burlona. El problema de la mala literatura es que, en ella, los personajes no obedecer a sus pasiones ―continúa―, actúan a voluntad del escritor y de sus propósitos, y no a la realidad de la propia obra y sus circunstancias.

Karlo Passionato, un poco tímido y retraído como buen romántico, al fin suelta la lengua para decir dejando el tenedor suavemente sobre su plato de pastas y tomando un sorbo de vino blanco, su preferido:

―Las pasiones son el amor y el desamor; yo digo que una persona que ama hará siempre el bien; en cambio el que odia actuará negativamente.

―Cuentos para no dormir ―dice Malosso―. El amor y el desamor solo obedecen a una adaptación psíquica de necesidades biológicas, la procreación y el instinto de conservación.

―O sea, que en el fondo estás de acuerdo conmigo ―interviene Perronni―. La vida consiste en follar y follar e intentar llegar al día del funeral lo más vivo que se pueda.

―Muy básico ―dice Charlie Phantomas―, pero nos estamos alargando mucho en filosofar sobre lo serio del propósito que nos reúne. En todo caso, lo que quise decir es que el cometido de seriedad para que yo esté de acuerdo en aportar una o dos obras para crear un libro, los presentes, es que cada uno escoja con responsabilidad lo mejor que tenga escrito y con ese propósito propongo que todos participemos en la elección de las obras de todos, y si alguno de nosotros no está de acuerdo con determinada obra, que no se publique. Y, en todo caso, que se sustituya por otra.

Todos estuvieron de acuerdo en la propuesta, excepto Karlo Perronni, quien, con la cara enrojecida y voz como trueno replicó:

―Nadie de ustedes puede calificar mi obra. Ninguno de ustedes tiene el nivel ni la experiencia para saber cuál es buena y cuál no. Ya publicaré solo cuando tenga materiales suficientes, que será pronto. No voy a someterme a su sospechosa valoración, porque o ustedes no entienden mi trabajo o le tienen miedo. Conmigo no cuenten. Ninguno hizo el menor intento de contradecirlo.

Después de acabar con las pastas de Karlo Zavrosso y el vino al completo del bar de este servidor, la empresa quedó acordada. Sepan que la elección de las obras, su crítica, corrección y reescritura, con la intervención de todos, ha tardado cuatro años. Espero, pues, que este trabajo sea digno de buenos lectores como usted. En caso contrario, quiero dejarles de antemano la certeza de que todos y cada uno se tomaron muy en serio la elección de sus obras para esta publicación.

Carlos William Pantoja


DISPONIBLE EN DIGITAL Y  PAPEL Y TAPA BLANDA DESDE EL PRÓXIMO LUNES 30 DE MAYO. (En Colombia, pedidos por buscalibre, sin costo adicional, hasta la puerta de la casa).


UN PLACER POCO FRECUENTE

Lo anunciado: esta YA, en Amazon, disponible el libro de cuentos y relatos, no se lo pierdan, a comprar antes de que se agote, de momento solo en formato digital.