domingo, 29 de enero de 2017

La Sopa.

Un cocinero invitado a un almuerzo, al cabo de llegar al lugar de la tal invitación, entró directo a la cocina, destapó la olla y probó la sopa; por la cara se descubrió que le pareció muy buena, entonces metió su mano asquerosa, sin haberla lavado antes, hasta el fondo de la olla, con el aparente propósito de averiguar el secreto de su sabor. La sopa enseguida se cortó y quedo sabiendo asqueroso; por supuesto después en la mesa, frente a los comensales, dada por cada quien la primera cucharada, se quedó esa sopa tal cual en los platos servida. El mierda del cocinero entonces, con una sonrisa de satisfacción entre sus dientes mal lavados, dijo, ―pensé que esperarían a que yo llegara a cocinar.

Karlo Zavrosso

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