Es que me ha tocado luchar duro para salvar a mis hijos doctor,
siempre luchando para que sean buenos, para que vayan por el buen camino y
ahora esto. Sabe, mi muchacho no tenía nada que ver con esos cultivos, solo que
como no hay mucho trabajo, él rascaba hojas y le pagaban por eso. Si, de
coca doctor, pero no eran suyas, todo es del dueño que se desapareció y
entonces lo acusaron de todo a mi muchacho como si él fuera el dueño. No se
doctor, no sé qué cantidad, solo lo que había raspado, lo que tenía en el
bulto, unas cuantas hojas, no sé cuánto, pero eso no importa porque los
militares ponen la cantidad que quieren, porque entre más dicen que atrapan más
premios consiguen; eso sí, mi hijo no sabe nada de quienes tantos pueden ser
los culpables, el dueño ya no anda por esos lados, debe ser que pago para
que no lo metieran en el problema. Fíjese doctor después de que los había
salvado de otras y ahora esto. Cómo le parece doctor que una tarde venían mis
niños de la parcelita, caminando con sus azadones y sus rastrillos, las únicas
pertenecías de trabajo, solo traían eso, nada más; mi mujer los miraba caminar
desde la casita, caminaban tranquilos por la carretera y en eso miró que
llegaron unos del ejército y ella miraba que les hablaban y de pronto les
obligaron a dejar tiradas sus herramientas y a caminar delante de ellos.
Ustedes se vienen con nosotros, disque les dijeron, porque ustedes son unos
guerrilleros hijueputas, y mis niños, que no señor, nosotros venimos de
trabajar, no somos guerrilleros, vivimos allá en la casita que se mira allí
arriba. Ustedes se vienen con nosotros, les ordenaron, suelten esas
herramientas y caminen malparidos, y el mayorcito solo tenía 14 años. Mi mujer
entro a la casa y me dice, se están llevando a los niños, son del ejército,
entonces yo salí corriendo y fui hasta donde caminaban, y les pregunté, para
donde se llevan a mis hijos, y uno de los soldados, amenazándome con el fusil
me dijo, nos los llevamos porque son guerrilleros. No señor, ellos no son
guerrilleros son mis hijos y yo sé que no son guerrilleros, con que armas los
han visto, con los azadonsítos nada más que los han obligado a dejar tirados en
el camino. Vos también sos guerrillero y te venís con nosotros. Yo no soy
guerrillero y devuélvame a mis hijos, sino me voy ahora mismo al comando a ver
qué pasa, a mis hijos no se los llevan, y caminaban y yo detrás, me voy a poner
una denuncia, y entonces el soldado llamo al comandante y después me dijo,
quédese aquí que los vamos a llevar hasta donde está el comandante y de allí
los soltamos. Yo no me voy a quedar aquí, los voy a seguir hasta donde vayan,
porque sin mis hijos no me voy a quedar, y los seguía loma arriba, entonces
subimos un buen trecho y otra vez hablo el soldado por la radio y después
de un rato dijo llévate a tus hijos, y me los entrego. Yo creo que los salve de
que me los mataran, como conversan que se los llevan, los camuflan, les ponen
fusiles en las manos y los matan para hacer ver que cumplen su trabajan matando
guerrilleros. Eso es por allá por Munchique doctor donde teníamos una tierrita
que un señor muy bueno al ver que era trabajador y no hacíamos ningún daño, me
vendió un pedacito de tierra con una chocita, para que se lo fuera pagando como
pudiera y yo se la iba pagando. Otro día llegaron uno de esos grupos armados,
tenían brazaletes y entraron a la casa, hablaron con el pequeño de catorce años,
lo llamaron aparte y le conversaban y le conversaban, yo estaba pendiente, pero
no podía oír lo que le decían, después vino y le pregunte que tanto le
conversaban. Que me vaya con ellos me dicen y que me va bien con ellos, que
puedo venir cada semana a visitarlos. Y que les dijo usted, le pregunté y él me
dijo que les había dicho que sí, y entonces yo le dije que él no iba para
ninguna parte, usted es menor de edad, solo tiene catorce años, entonces se
vino uno a decirme, él se va con nosotros. No señor, él es menor de edad y no
va porque yo soy su papá y yo no voy a dejar que se lo lleven, pero él me dijo
que si y ya tiene que irse con nosotros. No señor, no va para ninguna parte. Al
otro al mayorcito de 17 años ya, también le estuvieron hablando, pero él, como
ya entiende todo y sabe lo que quiere, si les dijo que no, que no iba a ser de
guerrillero, que tenía que trabajar porque ya tenía mujer. Entonces como no
deje que se llevaran al niño dijeron que se iban pero que se llevaban el
caballito porque lo necesitaban para subir unas cosas que tenían que llevar
para arriaba. Les respondí que no podían llevarse el caballo porque mi mujer
estaba enferma y que lo necesitábamos, porque teníamos que bajar al pueblo para
que la mirara el doctor, que ella no podía caminar y al fin se fueron sin mis
niños ni el caballito. Le dije a mi mujer y a mis hijos, nos vamos, ahora mismo
nos vamos, agarramos el caballito y lo que teníamos puesto y nos bajamos
allí mismo, sin nada más doctor, y caminamos y no teníamos donde quedarnos,
donde hacernos y ya bajando paramos donde unos campesinos indígenas, yo les
conté lo que nos había pasado y les dije que abandone mi tierrita porque quería
salvar a mis hijos, entonces ellos muy buenos nos dijeron que podíamos
quedáramos con ellos, nos dieron posada y nos ofrecieron comida y nos quedamos
allí. Pasaron días y yo les ayudaba a trabajar y mis hijos también y un día un
señor al ver que éramos trabajadores y no hacíamos problemas me dijo que
entráramos en una casita que tenía desocupada para que viviéramos y que
podíamos sembrar al lado, hasta que un día el señor vendió la tierrita y ya no
pudimos sembrar, pero eso sí, les dijo el señor a los que compraron que yo era
bueno y trabajador, entonces convinieron en que me quedara y que les ayudara a
cuidar el bosque; me pagas cien mil pesos para que se los cuide y yo voy hasta
arriba y miro el bosque y bajo, y ahora esto, siempre queriendo salvar a mis
hijos y ahora me lo meten a la cárcel solo por raspar unas hojas que no son de
él, son del dueño de esa tierra, pero de todo lo culparon a mi muchacho; que
podemos hacer doctor, será que me le dan la libertad?
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