El frío y la soledad conspiran para calar sus
huesos hasta hacerle temblar, mientras mira sin ver nada más allá de una
enceguecedora oscuridad, acompañada de un silencio tal, que puede
escuchar su respiración, incluso su eco, los latidos del corazón y el circular
de la sangre por su cerebro como si se tratara de un torrente, una cascada,
sentado en algo con forma de tallo de un tronco,
sobre el que guardando cuidadoso equilibrio para no caer en el hondo
precipicio, que la helada brisa ascendente que pasando por sus pies,
recorre su cuerpo hasta la cabeza, rodeándole sin
pausa, le hacen pensar está justo más allá del tronco y sus pies, que a
tanto de no moverlos, siente como dos masas de plomo que lo aprisiona
al tronco como si fuera parte de esté, sin saber desde cuándo o hasta cuándo,
pues no pose artilugio alguno para de medirlo, ni recuerdos que traigan
minutos, horas o días, a su memoria que le permitan saber cómo,
cuándo o por qué llego hasta allí sin sentir hambre, sed o sueño,
más que soledad, frío y ese infinito silencio de sonidos más allá de los que
produce su cuerpo y el eco de su respiración del que por momentos, llega a
pensar es otra respiración, la de alguien que le vigila desde muy cerca o
está a su lado o, a suficiente distancia para ser por
el escuchada y tal vez poder hablarle, piensa, si hablarle y lo intenta,
pero, o no le sale palabra alguna de su boca o si gesticula alguna no la
escucha, confundiéndolo tanto como un mal sueño en el cual la pesadilla
es no poder hablar o escuchar su propia voz; al menos, piensa: si
tuviese algún objeto lo lanzaría para llamar la atención de quien pudiere
estar cerca, quizá así, podría también saber, si además
del espacio ocupado por el tronco y sus pies, hay superficie a su
alrededor; pero no es posible, pues está completamente desnudo, no tiene nada;
es extraño el hecho de no sentir cansancio físico, piensa; lo que le
atormenta es el frió y la soledad; qué puede esperar, qué le espera, por
qué está aquí y por cuánto tiempo estará, se pregunta; tal vez ha muerto
y esta es su tumba, piensa; pero no, si estoy sentado y escucho mi
respiración y mi torrente sanguíneo, debo estar vivo, se dice; cuanto más
escucha su respiración, más la distingue de su eco y le
vuelve la idea que tal vez el eco no es eco sino
otra respiración; puede ser la respiración de algún animal, acechándole listo
para dar el zarpazo en cuanto le descubra, le ocurre de repente,; no, no
puede ser una fiera, sigue en su elucubración, y se respondo a sí mismo, pues
la mayoría de las fieras se guían por el olfato y estaría hace mucho
tiempo ha descubierto, pues el eco, se ha repetido tanto como su
propia respiración, suficiente veces como para que le hubiesen descubierto; un
animal además no se habría quedado estático, seguro se habría acercado,
aunque fuese solo por curiosidad; las bestias son curiosas por
naturaleza, piensa; no, definitivamente no es un animal o quizá sí, si está en
un espacio separado por algo que no le permite llegar hasta mí, se contradice,
o tal vez no me olfatea, sigue pensando; si, eso, claro, no tengo
olor, yo mismo no me huelo, nada, no percibo mi propio olor,
y si no huelo, el animal no sabría que estoy a poca distancia; en fin,
la idea del animal solo le ha servido para hacer conciencia la carencia
de su propio olor u olfato, entonces solo dispongo de dos sentidos, de oído y
tacto, piensa; no soy sordo-mudo porque escucho, sin embargo no escucho ningún
sonido del entorno, debe ser que no se produce sonido alguno, es
posible que esté totalmente aislado del mundo exterior por algún motivo,
pude ser? se pregunta; tal vez, he quedado atrapado dentro de un
vehículo cubierto por un gran deslizamiento o dentro de una habitación
después de un terremoto, pero entonces por qué estoy sentado?, desnudo y
además respirando normalmente, bueno normalmente, piensa para sí, y escucho
mi respiración y su eco, piensa; ese eco que cada vez se aleja de su
propia respiración, su ritmo ya no es el mismo de su respiración, entonces piensa:
la falta de percepción de sus otros sentidos hace su audición
más agudiza, pues ahora el eco está acompañado de un sonido casi
imperceptible que no distingue con exactitud, como un gemido o un llanto
tenue; se concentra en escuchar ese nuevo sonido intentando ensordecer en
su mente los sonidos de su respiración y el del torrente sanguíneo; logra
escuchar un tanto más y se convence, es un llanto muy tenue, no es el
llanto de un niño, piensa, pues un niño simplemente lloraría con todo su
volumen, los niños no controla el llanto, simplemente lloran a volumen que se
les antoja y justo se les antoja es el más estruendoso,
en cambio este llanto es contenido, es de una mujer, seguro, los hombres
tampoco lloran así, los hombres lloran como verdaderos hombres, piensa, sí, es
una mujer, decide, esa forma de llorar es de mujer, ellas pueden contener
un llanto sin dejar de llorar, sí definitivamente es una mujer la que respira y
llora; señora intenta decir, pero no le salen las palabras o no las escucha,
insiste, y si darse cuenta casi, mentalmente o a viva voz empieza a
recitar nombres de mujeres recordados sin razón alguna; Dora? Lucia?
Yolanda? Ruth? Aura? Andrea? Nada, no se escucha, pero no desiste,
pues de repente tiene la sensación que quien sea que llora, sí le
escucha; Olga? Lucy? Isabela? Laura? Cristina? Diana? Silvia? Olga?, No sabe
por qué repite automáticamente, Olga, solo lo dice sabiendo que ya lo ha
dicho y tampoco se le ocurre la razón del orden de los nombres, le salen sin
pensar, tal vez esos nombres sean de mujeres conocidas en ese
orden, se dice a sí mismo, es muy extraño, sigue, Mercedes? Patricia? si, si
soy Patricia responden, la voz le sonó a un estruendo tal que por su
causa casi pierdo el equilibrio; llorando ya sin contenerse, la voz
femenina, pregunta, quien eres, por qué me tienes aquí? pero cuando él
intenta decir su nombre no lo recuerda, solo atina a decir, yo no te
tengo aquí, no sé qué pasa, no sé dónde estoy, pero ella continua,
qué pretendes, no me puedes tener aquí secuestrada, dice; yo estoy en la
misma circunstancia suya usted, le responde él, si es un secuestro, pues
estamos secuestrados los dos; sabe cómo llegamos aquí, le pregunta, la mujer y
el responde, no lo recuerdo, como se llama vuelve a preguntarle, el intenta
responder, pero se queda en blanco, piensa, sabe su nombre, pero no
puede decirlo, la voz de mujer dice, por qué no me dice su nombre, si no
quiere decirlo es usted es el responsable, seguro es el responsable de mi
secuestro; él se siente impotente por no poder pronunciar su nombre y lo
explicar lo, simplemente no lo sabe, piensa un poco y se le ocurre que la
mujer haga lo mismo para descubrir el nombre de ella y le dice,
diga los nombres que le vengan a la mente a ver si recuerdo el mío, está
bien dice, ella, pero agrega, solo espero no sea una treta suya
para obtener más información de mí, y empieza; Jesús,
Antonio, …… continua al menos con una lista de veinte nombres y nada, siga le
dice él y de pronto dice, Guillermo y yo casi gritando digo, si,
Guillermo, así me llamo, bueno por fin porque ese es el último nombre que me
viene a la mente, dice ella, bien dice él, no hace faltan más, ya sabemos cómo
me llamo y ahora dígame recuerda algo de su vida, dice Guillermo, cuántos años
tiene le pregunta, ella no responde se queda en silencio por un tiempo y el
insiste, me ha escuchado, le pregunta, si responde ella, sí, creo
recordar mi edad, ya se la he dicho, la acabo de decir, no me
ha escuchado, le pregunta y el responde no, no, no he escuchado su
respuesta, repítala por favor, silencio otra vez y él le dice, no
le escucho la respuesta y ella dice, se la he dicho tres veces ya, usted no me
escucha o me está tomando el pelo, él no responde, porque aria de tomárselo, no
estamos en situación, simplemente no la escucho, diga si usted me escucha
mi edad, y piensa, y viene a su mente una edad, seguro la que tenía
antes de aparecer aquí, la dice pero otra vez no escucha su voz, entonces ella
le dice, dígame pues su edad, me pasa lo mismo que a usted, se la digo,
pero ni usted me escucha , ni yo tampoco escucho cuando la digo, le responde,
pues es lo mismo que me pasa a mí, dice Guillermo, que extraño dice, esto es
desesperante, está usted vestida, le pregunta él y ella con voz enojada dice,
por qué me pregunta eso, no le parce que es una intimidad, cuál es su pretensión?, acaso me tiene usted aquí para cometer alguna
aberración; el responde con desespero, no entiende, yo no soy el
responsable de nada; calla un momento y al fin comprende, ella esta tan
confundida como él, se tranquiliza y con toda la calma que le es posible le
habla; por favor entienda, no tengo ninguna intensión con usted,
simplemente estamos los dos en este estado sin querer, y yo también
podría decir lo mismo de usted, que es usted parte de esta trama, pero ni
usted ni yo estamos en situación de comprobarlo, por lo tanto le pido que
confiemos un poco a ver si entre los dos podemos sacar conclusiones y descubrir
que hacemos aquí y tal vez así podamos encontrar una solución; le he preguntado
si tiene ropa para saber, si en alguno de sus bolsillos tiene algo para
lanzar y comprobar si hay suelo entre los dos, porque tengo la impresión que no
lo hay, pues siento que sube una corriente de aire frío que me rodea,
no me atrevo a moverme ni un milímetro, bueno, dice ella, estoy
envuelta o dentro de algo como en un grueso saco de dormir, solo tengo libre el
brazo izquierdo, lo que me envuelve no tiene bolsillos y es extraño, porque yo
tengo mucho calor, siento la corriente la pero para mí es muy caliente y
no encuentro la manera de salir de lo que me envuelve, siento mucho cansancio
además, estoy sentada como en una mecedora muy sensible y tiene movimiento no
solo a delante y a tras sino de un lado a otro y cada vez que intento hacer
algún movimiento para intentas quitarme lo que me envuelve los movimientos
de la silla no me lo permiten, me da la impresión que perderé el
equilibrio y caeré, por eso prefiero estar completamente quieta; no puedo
entender por qué estamos en esta situación, dice; de pronto él le dice: -usted
tiene 30 años- y ella: - sí, sí, eso tengo treinta años y usted tiene 46- y él:
-si esos tengo, que extraño- continua -usted puede decir datos sobre mí,
los recuerdo y puedo repetir solo después de que usted los dice y al
contrario yo sé los suyos y después de yo decirlos usted los recuerda,
los dice y confirma, será acaso que estamos participando en alguna
investigación o algún programa de reality, usted recuerda algo de eso, tiene
memoria de si intento concursar en algún programa o se ofreció para algún
programa de investigación- le pregunta él y ella responde: -no, sobre mi vida
me parece tener algunos recuerdos, pero no puedo concretar algo que pueda
expresar, son como imágenes que pasan por mi cerebro, pero no puedo hacer una
conexión de continuidad- si - dice él- es la misma sensación que tengo; ya sé,
le dice emocionado él: -diga usted todo lo que se le ocurra sobre mí, toda la
información que pueda decir y una vez termine yo hago lo mismo y así recordamos
cada uno lo nuestro, y ella dice: -si pero empiece usted, perdone, pero no
confió , ni tengo porque confiar en usted- y él le dice: -pues precisamente, es
usted quien va a hablar de mí, no va a contar nada suyo, no le estoy pidiendo
información suya, es todo sobre mi y según pasa es usted la quien
me facilita recordar hechos de mi vida, después de eso usted decide si yo
hablo sobre sus datos o recuerdos, más aun si no confía, cuando se los diga, no
tiene que confirmarlos si no quiere, no veo además porque estamos discutiendo
por una simpleza, cuando lo fundamental es recordar todo, su vida y la
mía, tal vez si lo hacemos, descubramos desde cuándo o porque estamos
aquí y quizá el cómo salir de esta situación; -está bien -replica la mujer,
-creo le conozco justo al poco de graduarse de la universidad, sus padres
se llaman Vicente y María, tiene varios hermanos. creo más de 8 entre
hombres y mujeres; y así sigue una larga lista de hechos y personas de la vida
de Guillermo; Patricia pasa mucho tiempo hablando y hablando, imposible claro
calcularlo en horas o minutos pues carecen de cualesquier medio de referencia
que les permita llevar la cuenta del transcurso del tiempo, pero al fin dice
creo, eso es todo, y Guillermo dice sí, ahora recuerdo todo, sin embargo no
puedo recordar más de lo dicho por usted me ha dicho, ni la vida o amigos de la
universidad o el colegio, nada, es muy extraño, dice él, pero bueno, al menos
ahora ya sé mucho más, y pregunta quiere al fin que le diga lo que puedo saber
sobre usted o no; Patricia se toma un tiempo en responder y
entonces Guillermo le dice, y bueno, seguimos o nos estancamos aquí? De
acuerdo, dice al fin Patricia, diga a ver que recuerda y sin pensar y como lo
hizo ella, casi de manera automática y sin pensar o repara mucho en lo que
decía fue recitando Guillermo datos de la vida de Patricia y así mismo
Patricia fue recordando y asociando hechos; después de un largo recitar
de hechos relativos a la mujer; calla de repente, no se me ocurre más, eso es
todo dice Guillermo después de pasado un momento más, solo me queda por
decir que tengo la sensación que todo eso lo sé porque yo lo he vivido y no
porque alguien me lo haya dicho, es solo una sensación; a mí me ocurre igual,
tengo la misma percepción; el frio y el calor cada vez es más intenso, el
frío para Guillermo y el calor para Patricia, los dos sienten que la
desesperación aumenta a cada momento y cuanto más hablan mayor es el desespero
por saber dónde y porque motivo están en la situación; la idea de encontrar la
solución, la salida los desespera más, a pesar de lo cual con la conversación y
descubrir el uno del otro de sus cosas por boca del contrario los hace sentirse
menos solos y más cercanos; Patricia ya no desconfía del todo y habla sin parar
de un sin número detalles de la vida de Guillermo; con el transcurso de
la conversación las voces del uno y del otro se escuchan más cercanas y por
eso, Guillermo se decide y pregunta a Patricia si quiere estirar el brazo e
intentan tomarse de la mano e intentar ponerse de pie y así apoyados intentar
mover un pie para saber si a su alrededor había suelo firme o no; ella calla un
buen rato y al fin le responde, si, levanta el brazo y Guillermo hace lo mismo;
en la penumbra recorren cada uno con el brazo el espacio que los rodea
intentando mover lo menos posible el cuerpo por temor a perder el equilibrio, y
de pronto se tocan, al principio con temor y después con contenía alegría,
cuando se han tomado de la mano fuerte, sin esperárselo y de repente ven los
dos con claridad, están sentados el uno al lado del otro, sentados en un sofá,
están en el salón de una casa, en frente hay una chimenea sobre la cual hay
varias fotos en diferentes marcos de mesa, los dos recorren el espacio y van
descubriendo todos los detalles de la casa y conforme los miran los reconoce
cada uno como parte suya, su propia casa; quien primero repara el
rostro del otro es Guillermo mientras ella recorre con la mirada la casa,
Guillermo se impresiona, la mujer es una anciana de unos setenta años , la piel
esta arrugada y con las manchas propias de la edad, su cabello es blanco;
Patricia siente que Guillermo la mira detenido, vuelve la mirada hacia él y se
encuentra además de la expresión de sorpresa del hombre, con un encino de unos ochenta
o noventa años, casi totalmente calvo, piel cansada y arrugada, ella también se
impresiona y enmudecen por un buen momento, ellos mismos claro no se han mirado
y como si se hubiesen puesto de acuerdo miran al frente, justo hacia el
espejo en marco de cobre que está colgado por encima de la repisa de piedra de
la chimenea donde reposan las fotos, sin pronunciar palabra los dos se
incorporan apoyándose entre ellos y sin soltarse de la mano se dirigen hacia la
chimenea y antes de mirar al espejo los distrae las fotos que están sobre esta,
hay dos fotos una de un joven de uno veinte años y en otro marco una de
una mujer de uno veinticinco, los dos al tiempo creen ser ellos, pero mirando
detenidamente la ropa y peinado que usan están fuera totalmente de la que ellos
recuerdan usaban, miran después otra fotografía, es de una boda, la de ellos,
si, son ellos, están tomados de la mano y se miran con amor, la foto se
nota ha sido tomada hace mucho tiempo, es en blanco y negro, presurosos
miran al espejo y se miran detenidamente, los dos descubren de sí mismo su
propia imagen y de pronto todos los recuerdos vuelven a sus memorias, son
marido y mujer, las fotos del chico y la chica no son ellos si no las de sus
hijos; sin decir palabra regresan al sofá mientras todos sus recuerdos pasando
por sus mentes como una película, los dos llegan, con sus recuerdos, hasta el
día en que la rutina y sobre todo los desencuentros los volvió
extraños, haciéndoles olvidar que amaban con todas las fuerzas de sus almas; sin soltarse de la mano
se sientan en el sofá y en silencio sienten el pánico de soltarse por
temor a volver a la penumbra de la cual acababan de salir; los dos tienen
lagrimas cayendo por sus mejillas; los dos sueltan la mano del otro al
tiempo para secarse sus lágrimas; y el frío y la soledad conspiran para calar
sus huesos hasta hacerle temblar…….