miércoles, 3 de diciembre de 2014

PENUMBRAS



El frío y la soledad conspiran para calar sus huesos hasta hacerle temblar, mientras mira sin ver nada más allá de una enceguecedora oscuridad,  acompañada de un silencio tal, que  puede escuchar su respiración, incluso su eco, los latidos del corazón y el circular de la sangre por su cerebro como si se tratara de un torrente, una cascada,  sentado en algo  con forma  de  tallo de un  tronco, sobre el que guardando cuidadoso equilibrio para no caer  en el hondo precipicio, que la helada brisa ascendente que pasando por sus pies,   recorre  su cuerpo hasta la  cabeza,  rodeándole sin pausa, le hacen pensar está justo más allá del tronco y sus  pies, que a tanto de no moverlos,  siente como  dos masas de plomo que lo aprisiona al tronco como si fuera parte de esté, sin saber desde cuándo o hasta cuándo, pues no pose artilugio alguno para de medirlo, ni recuerdos que traigan minutos, horas  o días, a su memoria que le permitan saber   cómo, cuándo o por qué llego hasta allí sin sentir  hambre, sed o  sueño, más que soledad, frío y ese infinito silencio de sonidos más allá de los que produce su cuerpo y el eco de su respiración del que por momentos, llega a pensar  es otra respiración, la de alguien que le vigila desde muy cerca o está a su lado o,  a  suficiente distancia  para  ser por el escuchada y tal vez poder hablarle, piensa, si hablarle y  lo intenta, pero, o no le sale palabra alguna de su boca o si gesticula alguna no la escucha,  confundiéndolo tanto como un mal sueño en el cual la pesadilla es no poder hablar o escuchar su propia voz;   al menos, piensa: si tuviese algún objeto lo lanzaría para llamar la atención de quien pudiere estar  cerca, quizá así,  podría también  saber,  si además del espacio  ocupado por el tronco y  sus pies, hay superficie a su alrededor; pero no es posible, pues está completamente desnudo, no tiene nada; es extraño el hecho de no sentir cansancio físico, piensa; lo  que le atormenta es  el frió y la soledad; qué puede esperar, qué le espera, por qué está aquí y por cuánto tiempo estará, se pregunta;  tal vez ha muerto y esta es  su tumba, piensa; pero no, si estoy sentado y escucho mi respiración y mi torrente sanguíneo, debo estar vivo, se dice; cuanto más escucha su respiración, más la distingue de  su  eco y le vuelve   la  idea que tal vez el eco no es  eco sino  otra respiración; puede ser la respiración de algún animal, acechándole listo para dar el zarpazo en cuanto le descubra, le ocurre de repente,; no, no puede ser una fiera, sigue en su elucubración, y se respondo a sí mismo, pues  la mayoría de las fieras se guían por el olfato y estaría hace mucho tiempo ha descubierto, pues  el eco,  se ha repetido tanto como su propia respiración, suficiente veces como para que le hubiesen descubierto; un animal además no se habría quedado estático, seguro  se habría acercado,  aunque fuese solo por curiosidad; las bestias son curiosas por naturaleza, piensa; no, definitivamente no es un animal o quizá sí, si está en un espacio separado por algo que no le permite llegar hasta mí, se contradice, o tal vez   no me olfatea, sigue pensando; si, eso, claro, no tengo olor, yo mismo no me  huelo, nada,  no  percibo mi propio olor, y si no huelo, el animal no sabría que estoy  a poca distancia; en fin,  la idea del animal solo le ha servido para hacer conciencia la carencia de su propio olor u olfato, entonces solo dispongo de dos sentidos, de oído y tacto, piensa; no soy sordo-mudo porque escucho, sin embargo no escucho ningún sonido  del entorno, debe ser que no se produce sonido  alguno, es posible que esté totalmente aislado del mundo exterior por algún motivo,   pude ser? se pregunta; tal vez, he quedado atrapado dentro de un vehículo cubierto por  un gran deslizamiento o dentro de una habitación después de un terremoto, pero entonces por qué  estoy sentado?, desnudo y además respirando normalmente, bueno normalmente, piensa para sí, y escucho mi  respiración y su eco, piensa; ese eco que cada vez se aleja de su propia respiración, su ritmo ya no es el mismo de su respiración, entonces piensa: la falta de percepción de sus otros sentidos    hace su audición más agudiza, pues ahora el eco está acompañado de un sonido casi imperceptible  que no distingue con exactitud, como un gemido o un llanto tenue; se concentra en escuchar ese nuevo sonido  intentando ensordecer en su mente los sonidos de su  respiración y el del torrente sanguíneo; logra escuchar un tanto más y se convence, es un llanto muy tenue, no es el  llanto  de un niño, piensa, pues un niño simplemente lloraría con todo su volumen, los niños no controla el llanto, simplemente lloran a volumen que se les antoja y justo  se les antoja   es el más  estruendoso, en cambio este llanto es contenido, es de una mujer, seguro, los hombres tampoco lloran así, los hombres lloran como verdaderos hombres, piensa, sí, es una mujer, decide,  esa forma de llorar es de mujer, ellas pueden contener un llanto sin dejar de llorar, sí definitivamente es una mujer la que respira y llora; señora intenta  decir, pero no le salen las palabras o no las escucha,  insiste, y  si darse cuenta casi, mentalmente  o a viva voz empieza a recitar nombres de mujeres  recordados sin razón alguna; Dora? Lucia? Yolanda? Ruth?  Aura? Andrea?  Nada, no se escucha, pero no desiste, pues de repente tiene la sensación que quien sea  que llora, sí le escucha; Olga? Lucy? Isabela? Laura? Cristina? Diana? Silvia? Olga?, No sabe por qué repite automáticamente, Olga, solo  lo dice sabiendo que ya lo ha dicho y tampoco se le ocurre la razón del orden de los nombres, le salen sin pensar, tal vez esos nombres sean de mujeres  conocidas  en ese orden, se dice a sí mismo, es muy extraño, sigue, Mercedes? Patricia? si, si soy Patricia  responden, la voz le sonó a un estruendo tal que por su causa casi pierdo el equilibrio;  llorando ya sin contenerse, la voz femenina, pregunta,  quien eres, por qué me tienes aquí? pero cuando él intenta  decir su nombre no lo recuerda, solo atina a decir, yo no te tengo aquí, no sé qué pasa, no sé dónde estoy, pero  ella continua,  qué pretendes, no me puedes tener aquí secuestrada, dice; yo estoy en la misma circunstancia suya usted, le responde él, si es un secuestro, pues estamos secuestrados los dos; sabe cómo llegamos aquí, le pregunta, la mujer y el responde, no lo recuerdo, como se llama vuelve a preguntarle, el intenta  responder, pero se queda en blanco, piensa,  sabe su nombre, pero no puede decirlo, la voz de mujer  dice, por qué no me dice su nombre, si no quiere decirlo es  usted es el responsable, seguro es el responsable de mi secuestro; él se  siente impotente por no poder pronunciar su nombre y lo explicar lo, simplemente  no lo sabe, piensa un poco y se le ocurre que la mujer haga lo mismo  para descubrir el nombre  de ella y le dice, diga los nombres que  le vengan a la mente a ver si recuerdo el mío, está bien  dice, ella, pero agrega, solo espero  no sea una treta suya  para obtener más información de mí, y  empieza;   Jesús, Antonio, …… continua al menos con una lista de veinte nombres y nada, siga le dice él y de pronto dice, Guillermo y yo casi  gritando digo, si, Guillermo, así me llamo, bueno por fin porque ese es el último nombre que me viene a la mente, dice ella, bien dice él, no hace faltan más, ya sabemos cómo me llamo y ahora dígame recuerda algo de su vida, dice Guillermo, cuántos años tiene le pregunta, ella no responde se queda en silencio por un tiempo y el insiste, me ha escuchado, le pregunta, si responde ella,  sí, creo recordar  mi edad,  ya se la he dicho, la acabo de decir,  no me ha escuchado, le pregunta y el responde no, no, no he  escuchado su respuesta, repítala por favor,  silencio otra vez y él le dice,  no le escucho la respuesta y ella dice, se la he dicho tres veces ya, usted no me escucha o me está tomando el pelo, él no responde, porque aria de tomárselo, no estamos en situación, simplemente  no la escucho, diga si usted me escucha mi  edad, y  piensa, y viene a su mente una edad, seguro la que tenía antes de aparecer aquí, la dice pero otra vez no escucha su voz, entonces ella le dice, dígame pues su edad,  me pasa lo mismo que a usted, se la digo, pero ni usted me escucha , ni yo tampoco escucho cuando la digo, le responde, pues es lo mismo que me pasa a mí, dice Guillermo, que extraño dice, esto es desesperante, está usted vestida, le pregunta él y ella con voz enojada dice, por qué me pregunta eso, no le parce que es una intimidad, cuál es su pretensión?, acaso me tiene usted aquí para cometer alguna aberración; el responde con desespero,  no entiende, yo no soy el responsable de nada; calla un momento y al fin comprende, ella esta tan confundida como él, se tranquiliza y con toda la calma que le es posible le habla; por favor entienda, no tengo ninguna intensión con usted,  simplemente estamos los dos en este estado sin querer,  y yo también podría decir lo mismo de usted, que es usted  parte de esta trama, pero ni usted ni yo estamos en situación de comprobarlo, por lo tanto le pido que confiemos un poco a ver si entre los dos podemos sacar conclusiones y descubrir que hacemos aquí y tal vez así podamos encontrar una solución; le he preguntado si tiene ropa para saber, si en alguno de sus bolsillos tiene algo para  lanzar y comprobar si hay suelo entre los dos, porque tengo la impresión que no lo hay, pues  siento que sube una corriente de aire frío que me rodea,  no me atrevo a moverme ni un milímetro, bueno, dice ella, estoy  envuelta o dentro de algo como en un grueso saco de dormir, solo tengo libre el brazo izquierdo, lo que me envuelve no tiene bolsillos y es extraño, porque yo tengo mucho calor, siento la corriente  la pero para mí es muy caliente y no encuentro la manera de salir de lo que me envuelve, siento mucho cansancio además, estoy sentada como en una mecedora muy sensible y tiene movimiento no solo a delante y a tras sino de un lado a otro y cada vez que intento hacer algún movimiento para intentas quitarme lo que me envuelve los movimientos  de la silla no me lo permiten, me da la impresión que perderé el equilibrio y caeré, por eso prefiero estar completamente quieta; no puedo entender por qué estamos en esta situación, dice; de pronto él le dice: -usted tiene 30 años- y ella: - sí, sí, eso tengo treinta años y usted tiene 46- y él: -si esos tengo, que extraño- continua  -usted puede decir datos sobre mí, los recuerdo y  puedo repetir solo después de que usted los dice y al contrario yo sé los suyos y después de  yo decirlos usted los recuerda, los dice y confirma, será acaso que estamos participando en alguna investigación o algún programa de reality, usted recuerda algo de eso, tiene memoria de si intento concursar en algún programa o se ofreció para algún programa de investigación- le pregunta él y ella responde: -no, sobre mi vida me parece tener algunos recuerdos, pero no puedo concretar algo que pueda expresar, son como imágenes que pasan por mi cerebro, pero no puedo hacer una conexión de continuidad- si - dice él- es la misma sensación que tengo; ya sé, le dice emocionado él: -diga usted todo lo que se le ocurra sobre mí, toda la información que pueda decir y una vez termine yo hago lo mismo y así recordamos cada uno lo nuestro, y ella dice: -si pero empiece usted, perdone, pero no confió , ni tengo porque confiar en usted- y él le dice: -pues precisamente, es usted quien va a hablar de mí, no va a contar nada suyo, no le estoy pidiendo información suya, es  todo sobre mi  y según pasa es usted la quien me facilita recordar  hechos de mi vida, después de eso usted decide si yo hablo sobre sus datos o recuerdos, más aun si no confía, cuando se los diga, no tiene que confirmarlos si no quiere, no veo además porque estamos discutiendo por una simpleza, cuando lo fundamental es  recordar todo, su vida y la mía, tal vez si lo hacemos,  descubramos desde cuándo o porque estamos aquí y quizá el cómo salir de esta situación; -está bien  -replica la mujer, -creo le conozco justo al poco de  graduarse de la universidad, sus padres se llaman Vicente y María, tiene varios hermanos. creo  más de 8 entre hombres y mujeres; y así sigue una larga lista de hechos y personas de la vida de Guillermo; Patricia pasa mucho tiempo hablando y hablando, imposible claro calcularlo en horas o minutos pues carecen de cualesquier medio de referencia que les permita llevar la cuenta del transcurso del tiempo, pero al fin dice creo, eso es todo, y Guillermo dice sí, ahora recuerdo todo, sin embargo no puedo recordar más de lo dicho por usted me ha dicho, ni la vida o amigos de la universidad o el colegio, nada, es muy extraño, dice él, pero bueno, al menos ahora ya sé mucho más, y pregunta quiere al fin que le diga lo que puedo saber  sobre  usted o no; Patricia se toma un tiempo en responder  y entonces  Guillermo le dice, y bueno, seguimos o nos estancamos aquí? De acuerdo, dice al fin Patricia, diga a ver que recuerda y sin pensar y como lo hizo ella, casi de manera automática y sin pensar o repara mucho en lo que decía fue recitando Guillermo  datos de la vida de Patricia y así mismo Patricia fue recordando y asociando  hechos; después de un largo recitar de hechos relativos a la mujer; calla de repente, no se me ocurre más, eso es todo dice Guillermo después de  pasado un momento más, solo me queda por decir que tengo la sensación que todo eso lo sé porque yo lo he vivido y no porque alguien me lo haya dicho, es solo una sensación; a mí me ocurre igual, tengo la misma  percepción; el frio y el calor cada vez es más intenso, el frío para Guillermo y el calor para Patricia, los dos sienten que la desesperación aumenta a cada momento y cuanto más hablan mayor es el desespero por saber dónde y porque motivo están en la situación; la idea de encontrar la solución, la salida los desespera más, a pesar de lo cual con la conversación y descubrir el uno del otro de sus cosas por boca del contrario los hace sentirse menos solos y más cercanos; Patricia ya no desconfía del todo y habla sin parar de un sin número detalles de la vida de Guillermo; con el transcurso  de la conversación las voces del uno y del otro se escuchan más cercanas y por eso, Guillermo se decide y pregunta a Patricia si quiere estirar el brazo e intentan tomarse de la mano e intentar ponerse de pie y así apoyados intentar mover un pie para saber si a su alrededor había suelo firme o no; ella calla un buen rato y al fin le responde, si, levanta el brazo y Guillermo hace lo mismo; en la penumbra recorren cada uno con el brazo el espacio que los rodea intentando mover lo menos posible el cuerpo por temor a perder el equilibrio, y de pronto se tocan, al principio con temor y después con contenía alegría, cuando se han tomado de la mano fuerte, sin esperárselo y de repente ven los dos con claridad, están sentados el uno al lado del otro, sentados en un sofá, están en el salón de una casa, en frente hay una chimenea sobre la cual hay varias fotos en diferentes marcos de mesa, los dos recorren el espacio y van descubriendo todos los detalles de la casa y conforme los miran los reconoce cada uno como parte suya, su propia casa; quien primero repara  el rostro del otro es Guillermo mientras ella recorre con la mirada la casa, Guillermo se impresiona, la mujer es una anciana de unos setenta años , la piel esta arrugada y con las manchas propias de la edad, su cabello es blanco; Patricia siente que Guillermo la mira detenido, vuelve la mirada hacia él y se encuentra además de la expresión de sorpresa del hombre, con un encino de unos ochenta o noventa años, casi totalmente calvo, piel cansada y arrugada, ella también se impresiona y enmudecen por un buen momento, ellos mismos claro no se han mirado y como si se  hubiesen puesto de acuerdo miran al frente, justo hacia el espejo en marco de cobre que está colgado por encima de la repisa de piedra de la chimenea donde reposan las fotos, sin pronunciar palabra los dos se incorporan apoyándose entre ellos y sin soltarse de la mano se dirigen hacia la chimenea y antes de mirar al espejo los distrae las fotos que están sobre esta, hay dos fotos una de un joven de uno veinte  años y en otro marco una de una mujer de uno veinticinco, los dos al tiempo creen ser ellos, pero mirando detenidamente la ropa y peinado que usan están fuera totalmente de la que ellos recuerdan usaban, miran después otra fotografía, es de una boda, la de ellos, si,  son ellos, están tomados de la mano y se miran con amor, la foto se nota ha sido tomada hace mucho tiempo, es en blanco y negro, presurosos  miran al espejo y se miran detenidamente, los dos descubren de sí mismo su propia imagen y de pronto todos los recuerdos vuelven a sus memorias, son marido y mujer, las fotos del chico y la chica no son ellos si no las de sus hijos; sin decir palabra regresan al sofá mientras todos sus recuerdos pasando por sus mentes como una película, los dos llegan, con sus recuerdos, hasta el día en que la rutina y sobre todo los desencuentros   los volvió extraños, haciéndoles olvidar que amaban con todas las fuerzas de sus almas; sin soltarse de la mano se sientan en el sofá y en silencio sienten el pánico de soltarse  por temor a volver a la penumbra de la cual acababan de salir; los dos tienen lagrimas  cayendo por sus mejillas; los dos sueltan la mano del otro al tiempo para secarse sus lágrimas; y el frío y la soledad conspiran para calar sus huesos hasta hacerle temblar…….

Charlie Phantomas


Popayán, 21 de Octubre de 2013

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