martes, 24 de marzo de 2015

EL ESPEJO

Andaba yo  buscándome a mí   mismo, y en el camino, de pronto,  me tope de manos a boca  con un espejo de cuerpo entero; detuve mi búsqueda, lo mire de frente, y este, con su mejor facultad, que es el reflejar,   enfrentándome, me mostró su cara; en ella vi cientos de hombres, algunos altos, otros bajos, blancos, morenos , feos, guapos; de variadas edades y de formas de vestir; algunos felices, otros no, algunos sonreían; los que no, tenían el ceño fruncido, doloroso, incluso, lloraban algunos; la mayoría no proyectaba mucha inteligencia, en cambio los que la proyectaban solo con su mirada lo hacían de manera segura; entre todos había quienes daban la impresión que comían en abundancia, otros al contrario revelaban languidez, como si llevaran sin probar bocado por semanas; de pronto pensé  que no miraba  un espejo, sino una  pantalla sobre la cual se proyectaba de una película;  para resolver la duda mire hacia tras; quede sorprendido, no había absolutamente nadie, el lugar era un desierto, inquieto volví  la mirada hacia al espejo, pero  ya no estaba,  había desaparecido; reanude mi búsqueda reflexionando sobre el encuentro con el espejo y caí en  cuenta  que no me había  reconocido entre los que reflejaba, no me vi, que extraño pensé;  continúe con mi andar, y de repente  lo entendí;  sí, si estaba, seguro que  estaba  entre todo ese transcurrir de personajes, solo que  por estar distraído  curioseando entre los  demás , no vi mi propia imagen.

Entonces continuo mi camino ahora, con un propósito más que  de encontrarme en algún lado a mí mismo; buscar el espejo y en el escudriñar solo mi imagen, apartando  la masa, apartando,  todo  intrascendente reflejado.


Karlo Passionatto

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