lunes, 10 de agosto de 2015

CINCO AÑOS



La vida que llevaba durante los cinco últimos años, consistía  en estar acostado, borracho y drogado, sobre un sucio y deshecho camino  que bordeaba un bosque, en los extrarradios  del sector industrial de la ciudad capital, Marquetalia, lugar en el cual, como él, se reunían muchos que apenas  sobrevivían, con el único propósito de seguir drogándose, hasta el día en que les llegara la muerte.

Él, sólo tenía un pensamiento: no vivir más y reunirse de nuevo con su familia. 

Encontrándose  tirado en ese camino, como en otro cualquiera de los días de aquellos últimos cinco años, fue atropellado por un vehículo que no alcanzó a verlo. En ese preciso momento se encontró él mismo, a algunos metros por encima del lugar del accidente mirando su cuerpo gravemente herido que yacía en la carretera, mientras  los demás drogadictos y algunos curiosos lo rodeaban y miraban con poco interés.

Entonces, ante él, al final de un túnel, apareció su familia, radiante de luminosidad y una feliz sonrisa en cada uno los  rostro de los integrantes de su amada  familia,  que hacia justo cinco años, había muerto carbonizada, luego que la furgoneta en la que viajaban chocara con un camión cargado con carburante: sus padres, su mujer y sus ocho hijos.

Se alejaba del lugar del accidente, donde alguien que le tomaba el pulso negaba con la cabeza a los curiosos que rodeaban su cuerpo.

Avanzo por ese largo y luminoso túnel, al final del cual su familia, al completo con los brazos abiertos,  le esperaba.

En principio sus hijos y sus padres conservaban las características de la edad que tenían en el momento fatídico de su muerte, pero a cada paso que da hacia ellos, sus hijos crecen  haciendo mayores y sus padres envejecen; cuando llega a su lado,  todos tienen la edad de un anciano; en grupo se abalanzaron sobre él, lo abrazaron con felicidad, no hablaban pero se comunican mentalmente, todos se expresan  al tiempo y aun así pueden entenderlo todo y discernir lo que cada uno le expresa.

Les contó  la tristeza de los últimos cinco años y la felicidad reunirse con ellos, lamento haber perdido a sus hijos siendo aún tan niños y sus padres con tanta vida que vivir aun.

Al soltarse del abrazo,  todos tenías una edad similar, lucían una inmejorable juventud, se veían radiantes, sus ojos brillaban y  daba la impresión, que de sus cuerpos emanaba una energía que se convertía en una fuente de múltiples y coloridas luces. 

No  explico a su padre, uno de los hijos, no morimos como tú piensas, todos morimos con las edades con la que nos viste al abrazarte, adultos y viejos, después de vivir una larga y feliz vida.

Yo los enterré a todos después del aterrador accidente que me sumió en el sufrimiento más grande que he padecido durante los últimos cinco años.

No padre dijo otro de sus hijos, los primeros que fallecieron fueron mis abuelos, con muchos años de edad y casi de muerte natural, después murió mi madre muy anciana también, y los demás con las edades en la que nos viste antes del abrazo. Todos tuvimos una vida feliz, fuimos unidos  y nos amamos toda la vida; el único motivo de pena que tuvimos fue la separación de ustedes; tú, padre, te marchaste y no volviste  nunca; supimos de tu muerte cuando cumpliste setenta años.

No es posible, yo acabo de morir, y apenas tengo cincuenta y cinco años.

No respondieron todos; lo que ha sucedido en este instante es que acabas de  salido  del purgatorio, siguió explicando a su padre, su esposa.

La experiencia que has tenido no fue terrenal, solo la forma en que debiste purgar tus faltas,  ya lo has hecho y ahora  estamos otra vez todos juntos, para continuar una  nueva etapa de existencia…….



Karlo Passionatto.

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