domingo, 30 de agosto de 2015

DESAYUNO

A las siete de la mañana  esquiva el ruido del despertador al menos tres veces. Ese  ruido    le recuerda su deber de iniciar las actividades del día a las ocho de la mañana, como tarde; se levanta no sin antes repetir que tiene mucho sueño y  que  le  gustaría quedarse a dormir otro rato, pero que no le puede quedar mal a su compañera, que es puntual; mientras se mete en la ducha yo hago mi mejor esfuerzo para levantarme y preparar el desayuno, de tal forma que cuando sale  del baño, ya tengo en la mesa del comedor, huevos revueltos, café con leche, tostadas, galletas Saltínas y mermelada, esto último, ella no come,  la pongo por si acaso y además porque a mi si me gusta; muy agradecida como siempre alaba mi sazón, en especial el del café con leche, del cual dice siempre, me queda riquísimo, bebida que  más que de mi habilidad depende de la leche en polvo y el café soluble que uso, pero bueno, mi ego queda satisfecho con sus alabanzas; una vez da buena cuenta de su desayuno, se levanta apresurada con todos los trastos,  plato, tenedor y tasa; veo que empieza a lavar para continuar apresurada a vestirse, al final, me abraza, me da un beso, me dice que me quiere y que más rato nos vemos,  yo,  en  levantadora  la acompaño hasta la  puerta de la calle ya que esta siempre cerrada con llave, que ella por supuesto no porta, claro; otro beso y chau.




Karlo Passionato

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