miércoles, 15 de abril de 2015

DESPERADO

Su desesperación era innegable; pasó sin dejar de mirar hacia el interior, y  como su lento paso, no le dio el  tiempo suficiente   para comprobar si estabas allí, se devolvió y asomo la cabeza; sus ojos estaban casi fuera de sus órbitas, se veía pálido y su pelo ensortijado en un completo desorden; miro unos segundos, saco la cabeza y se largó; no satisfecho con la pesquisa, volvió, pero ésta  vez en compañía de un elemento de su guardia pretoriana, el más chismoso; penetraron  hasta el centro del establecimiento, comprobaron que la primera pasada le había dado una  impresión correcta, quedando en parte satisfechos; luego alargaron el cuello en todo lo que les fue posible, para mirar la segunda planta,  no podían ver mucho, no obstante la considerable estatura del chismoso; decidieron sustraerse de subir a la segunda planta, pues pensarían seguro, que su desesperada búsqueda, habría sido vergonzosamente evidente; miraron mi mesa de reojo, como si fuera posible que yo te tuviese oculta debajo de la mesa o en mi maletín y después de comprobar que eso no era posible  se largaron como alma que lleva el diablo.

Ya te encontraron?




Carlo Malosso.


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