miércoles, 17 de septiembre de 2014

COSAS EN LA RADIO

Cuando llegue al Bar “La Radio”, serían las once de la noche ya; estaban todos en una gran mesa que habían organizado casi a la entrada del local, en el primer piso, Diana, Margaret,  buenota como siempre, Fred;  creo que conocía a la mitad de los que bebían ya, la primera botella de tequila, pero salude a todos como si  los conociera te tiempo atrás; cuando daba  la vuelta a la mesa para saludar, la vi y me atrajo en cuanto la vi, una mujer muy bella, alta, de tez blanca y cabello negro, ella no me miro siquiera, estaba concentrada en un chico joven tal vez de su misma  edad que  llevaba  un sombrero de ala corta de los que aún están de moda; me di cuenta, eso sí, que era tan bajito o más que yo, cosa que me dio un poco de ánimo, no sé porque,   pues la mujer como digo no me miraba ni para escupirme; bien, termine la ronda de saludos y Dianis que es una líder innata ya me esperaba con una copa de tequila en la mano y la noticia de que debía veinte mil pesos de  la botella de tequila que nos estábamos tomando y la siguiente  que ya venía en camino, yo, pues listo mi Dianis, aquí están, mientras oigo una voz,,,  o dos voces conocidas, llega Jaime y Vane, y hola que tal y que tal por aquí y que tal por allá y que ya que estamos todos que subamos porque acaban de desocupar un ambiente arriba y así ya habiéndonos  despachado la primera botella,  no porque que fuéramos alcohólicos sino que la mesa contaba con unos quince buenos bebedores; nos subimos a la segunda planta y nos apropiamos de una sala grande con unos cómodos sofás y balcón a la calle; Y dale a  beber; todos contra todos empezamos  a bailar y a hablar que es lo que más nos gusta;  hablaba en un  momento con una morena guapa, que bebía más que yo; creo que ya íbamos por la cuarta botella; yo no había perdido de vista a la mujer que me atrajo, pero ya era media noche y ningún indicio de que se interesara por mí, o tan siquiera que pasara su mirada al menos a un metro  de distancia de donde yo estaba;  de pronto y de reojo la vi pasar cuando se dirigía desde el balcón hacia la puerta de salida del salón, al baño pensé y efectivamente al baño, tardo poco, pero cuando regreso se acercó al sofá donde yo hablaba con la morena, que también tenía sus virtudes, por supuesto, la bella joven le hablo a la morena sin siquiera mirarme; me di cuenta por la conversación que se conocían de larga data, yo callado, pero  los tragos que llevaba encima ya me había alejado algo de mi acostumbrada timidez y le digo,  que tal como estas pasando y me dice con una sonrisa, muy bien y tu, y yo muy bien también, y animado por su atención me atreví a más, me he fijado en ti desde que llegue, es que  estas muy bella; casi me meo de la emoción cuando me dice, tú, estas muy bello y yo siiiiiii, le pregunto sorprendido y ella, siiiiii, también te vi llegar,  entonces  le pregunto, para asegurar territorio, estas con tu novio y ella me dice no, no es mi novio, hoy no vine con él, pero estoy con él  y me señala al enano del sombreo y yo aaaaaaaaaa, inmediatamente hace amago de irse y yo le digo apresurado, hablamos más adelante y ella me sonríe, y  no se me dice, señalando con la mirada al sombrerudo y yo pues nada a asimilar el golpe, pero que carajo a lo que vinimos a beber y bailar me dije y saque a bailar a la morena y después a   Vane  y de pronto en medio del baile la mujer joven y bella, estaba  a mi lado, y yo, hola como vas  y por el volumen de la música ella no escucho bien y se me acerca para que repita la pregunta, yo aprovecho y la cojo de la cintura y le repito la pregunta y ella bien y tú me pregunta,  con una  sonrisota, sin alejar su cara de la mía, y toma, aprovecho su cercanía  le doy un beso y ese túuuuuuu se convierte en eterno porque me mira a los ojos, que delicia, no se opuso pero se soltó apresurada mirando al pequeñin del sombrero, para mirar si  había visto la escena, y creo que no, pero de todas formas se alejó hacia el dejando un poco estirada la mano que yo le había tomado,  apretó  mi mano y se largó; hasta el sol de hoy, nunca más la he vuelto a ver, pero ese beso lo recuerdo como si lo acabara de disfrutar;   ese beso, me regalo un mini-instante que todavía  disfruto; definitivamente, la vida está hecha de  pequeños placeres, como  el de ese  beso robado a la mujer más de la noche  bella.

Carlo Malosso


Recordé este relato hoy, porque las casualidades de la vida han hecho que nos encontremos  casi tres años después de la noche del beso; tomamos café, y hablamos casi una hora, solo que el destino al menos para mí, es esquivo, porque ha  empezado a salir con uno de mis pocos grandes amigos.


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