miércoles, 3 de septiembre de 2014

ME FUI PA CALI EN BUSETA Y CASI NO LLEGO


Salí de mi casa y pensé, que jartera ir hasta el terminal, voy a pararme en la esquina  a ver si algún bus o buseta para aquí y me  recoge,  es que vivo en el norte casi junto a la avenida por donde pasan todo medio de transporte que se dirija a Cali, voy a Cali claro, y bajar hasta el terminal para pasar otra vez frente a mi casa me pareció una pérdida de tiempo, aquella pérdida de tiempo que te permite ser cívicamente indisciplinado, porque en otros países no tienes otra posibilidad, allí  donde  no sea tu país, te pones bien disciplinado, como se dice, más papista que el papa. 

Bueno sigo, miro y miro concentrado leyendo los letreros de toda buseta que pasa, pero claro  tres veces mire el aviso “ Cali”, pero   levante la mano tarde,   la buseta ya había pasado a toda mierda.

Al fin más por el color que por el letrero distingo a una que tiene ruta a Cali, es de aquella empresa que usa vehículos sin frenos o que les tiene prohibido a los conductores usarlo, pero qué coño, pienso, si se ha de morir hoy, pues ni por qué te vayas a veinte por hora.

Le lanzo el brazo entero y  la buseta paro como a doscientos metros, supongo que freno, con el de emergencia.

Con toda la calma camino para alcanzarla, porque el del afán no soy yo; mientras me acerco el ayudante ya se ha asomado a la puerta, y me pregunta, a Cali? yo  si a Cali.

Por cuánto me lleva, le digo, y el, presto para el regateo me dice por catorce, y yo, no hermano a mí siempre me llevan por ocho, y el man no, que ocho, no me alcanza, por doce, propone, yo no que va, nueve le digo, y el man, diez,  yo, no, nueve y el man está bien.

En la buseta hay varios puestos libres, pero el ayudante me dice,  súbase al lado del conductor hasta que pasemos el control, yo no entendía en principio el motivo, pero con mi rápida memoria recordé que a unos cinco o seis kilómetros de Popayán, hay un controlador donde los vehículos paran, la persona del control quita un sello de la puesta que le han puesto al vehículo cuando sale del terminal, supongo que el objeto es que no recojan pasajeros en la calle.

Bueno, pues me subo por la puerta del conductor, este me hace un puesto en su silla y arranca, quedo de chófer auxiliar y me dice, mientras yo capto los olores tradicional de chófer, ocúltese detrás de mí en el control, que no lo vean, debía pues camuflarme detrás de su perfil.

Yo le digo listo, me pareció fácil ocultar mi esbelta silueta tras el corpachón con la respectiva pansa cervecera del conductor. 

Arrancamos, eso sí, a toda mierda, tangándose los semáforos y haciendo cabriolas para adelantar otras busetas, sus competidores  por  los pasaje en del camino.

Pensé, por la pereza de ir al terminal, me subí fue en “un lechero” (como el camión que reparte la leche, que para en una casa y en la siguiente también), joputa por ahorrarme los quince minutos que me tardo de mi casa al terminal, pues jodido.

Pero ya trepadaso al lado del conductor ni modo de arrepentirme, además, en menos de lo que me doy cuenta y tres salidas del asiento por efecto de cabriolas y frenadas estamos ya llegando  al puesto de control donde de una  frenada tal, que por mucho que me esfuerzo por quedar oculto en el perfil del chófer, mierda, cabeza en el parabrisas y reacción inmediata para volver a mi camuflaje.

La señora del control ya se acercaba a la puerta con cara de ogro, yo  asustado, de nada claro, porque yo no tenía ni mierda que ver en nada, porque al fin si la gorda del control me pillaba el que llevaba del bulto no era yo sino el chófer, pero bueno, seguí la corriente y chupaba mi  pansa y mi nariz, mientras, la señora arranca la etiqueta de la puerta de pasajeros, sube y mira a todos lados, cuenta el pasaje, anota en un papel y le entrega, con cara de brava, una copia al chófer, yo creí que por muy ciega o bruta que sea la gorda, seguro que se la pillo, pero nada la bruja se baja del bus y arrancamos como alma que lleva don sata.

Doy otra vez con el vidrio pero con el de atrás, por efecto de lo que llaman la inercia y cuando ya me estaba recuperando tenga cocotazo con el de delante, el man frena y me dice, ya pásese atrás, que alivio porque ya me estaba ahogando con el olor a aceite, gasolina, cigarrillo y sudor típico de los chóferes.

Me baje, di la vuelta, subí por la puerta de pasajeros a buscar puesto en mi sitio favorito, el de los músicos y no es porque me las quiera dar de músico, solo porque toco un poco el contrabajo, no, es que me gusta ese puesto, porque desde éste, se mira el paisaje y  todo lo que pasa delante de mí, además, puedo mirar quien sube, y en caso de que sea  una mujer guapa, dedicarle una mirada le  para que se siente a mi lado.

Me gusta hacerme a esa ilusión, pero que va, en la gran mayoría de los casos, me esquivan y prefieren sentarse, aun si el asiento que está a mi lado sea el último disponible, lo hacen en el  cojín que ponen los ayudantes encima del motor para ellos.

Bueno, pues miro que  hay muchos puestos vacantes, pero mi preferido esta librecito, y yo dale a mi puesto.

Cuando estoy dando el último paso, puta, al suelo patas arriba, después de agarrar, por acto reflejo para  evitar la inminente caída, una de las dos grandes tetas de una señora que le daba de comer a su bebe, mierda que vergüenza marica, la señora putísima claro, pensaría que le quería arrebatar la comida a su bebe, y yo ay qué pena señora, y la vieja mal mirarme nada más; puta chófer, un frenazo el hijueputa, estaba adelantando a otra buseta, cuando pun, de frente un borrador(autobús grande), claro ni tiempo.

Para mí, golpe en la cabeza, el culo y claro el dolor más verraco por  el ridículo y vergüenza, a consecuencia de  la agarrada de esa gran teta.

De todas maneras un hombre que estaba sentado al otro lado de la señora de la teta, entre risa contenida y compasión me ayudo a levantarme, y por cortesía, creo, me pregunto si estaba bien, y yo, si claro, no se preocupe, pero que va, quede con la moral en el culo, me senté; la señora de la teta tuvo a bien darme la última expresión  de odio mirando hacia atrás, yo otra vez perdone señora fue si ninguna intención,  y la mujer, pues me torció los ojos.

A todas esas, me di cuenta que tenía una mano como húmeda, coñoooooooo me dije, me corte la mano y se judío la tocada de contrabajo en Cali, motivo principal del viaje, me mire y no, era solo una mezcla de leche materna y babas del bebe, que asco, saco papel de mi bolsillo trasero izquierdo donde cargo siempre una buena provisión que me ha salvado de otros ridículos y de los que  aprendí la regla: en Colombia uno siempre debes llevar papel en el bolsillo porque el día que menos te lo esperas, ala, un baño sin papel  y allí te quedas cagado  y desesperado.

Pero bueno, sigo con el cuento para no alargarme, pues me limpio, me arreglo el peinado e intento tranquilizarme, sin lograrlo mucho, porque lo de la teta no me deja en paz.

A todas estas estamos entrando a Piendamo y la buseta otra frenada igual a la anterior  y casi salgo disparado otra vez por encima de la señora de la teta, se imagina? otra vez encima de esa teta húmeda, nooooo, yo me imaginaba la denuncia que me habría metido la señora por acoso sexual, pero en esta ocasión ya tenía de dónde agarrarme y apenas si me deslice un poco de la silla a la cual retorne con toda mi machacada dignidad.

Y chusos, chusos, lleve, lleve pan de bono, gritaban afuera los vendedores ambulantes, cuajada, queso, queso, yo me distraigo siempre mirando si hacen alguna venta, sobre todo de chusos que podrían ser de carne de no sé qué perro callejero, de esos que te comes y cuando llegas a Pescador tienes que rogarle al chófer para que pare y bajarte corriendo mientras te desajustas el cinturón para llegar al inodoro y deshacerte no solo de chuso sino de todo lo que has comido la última semana, hasta que no te quedan ganas  siquiera de subirte los pantalones  y regresar al bus  para que todos los pasajeros te miren con asco, nooooo, yo sí que no compro nada en las paradas,  a no ser que esté bien empacado o bien tapado, o sea papitas y gaseosa o jugos de frasco.

Mientras bajan los pasajeros de Piendamo, a Cali a Cali grita el ayudante como si hiciera falta explicar a dónde va la buseta, y nada ni un parroquiano pa Cali, esperamos un momento y cuando empieza a arrancar, ala otro frenazo, a Cali? pregunta el ayudante y la nena ya dentro dice, si y empieza a recorrer con la mirada el interior  buscando puesto, y yo me dije, me haré el güevon para no intimidarla y se quede en el puesto del ayudante.

Bueno, pues en este caso no obstante que había   muchos puestos disponibles, la nena me miro y se vino directo al puesto que estaba vacío a mi lado, me miro y permiso me dice y yo clarooooooooooooooo, le di campo para que pasara, que les voy a decir, estaba muy buena, no muy alta pero bien proporcionada.

Lo primero que me exhibió  al pasar delante de mí fue su hermoso culo, y ya sentada la mire de reojo, tenía unas tetas que me hicieron recordar la teta de la señora de delante, por su tamaño claro, porque se veía a todas luces que éstas estaban tersas y bien firmes, no como la teta de la que el bebe daba buena cuenta, toda chirle.

La nena me miro y me saludo, yo me emocione, claro, hola le digo y prgunto, vas para Cali, si, me dice, yo, más emocionado, como te llamar, le pregunto, Marcela me dice, yo de lambón, que nombre tan bonito, me gusta mucho, yo me casaría con una mujer solo por llamarse así, y ella claro sonrisas, y me pregunta, entonces estas soltero y yo siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii claro, y tu cómo te llamas me pregunta y yo Carlo Malosso, eres extranjero, yo, bueno más o menos, por qué,  pregunto y ella, no pues, por el nombre, aaaaaaaaa, yo pensé que lo decías por mi perfil griego, de puras ruinas claro y ella, jajajajajaj  y yo como idiota también jajajajajaj; noooooooo me dice, por el nombre y el apellido, y yo, noooo, el nombre me lo puso mi madre en contra total de la opinión de mi padre, que se oponía porque era el nombre de un Italiano que apareció un día por el pueblo donde vivían mis padres y este italiano supe con el tiempo que había hecho buenas migas con mi madre, yo a veces me pongo sospechoso, porque además no me parezco para nada a mi padre y además cuando andaba por España muchos me preguntaban si era Italiano y la nena me dice, a es que has viajado?

Me refiero a ella como nena, porque era joven, bastante joven y no digo la edad, porque me dirán  que soy un viejo verde.

Sigo, sigo; le digo si, viví algunos años en Europa, aaaaaaaaaaaaaa balbucea ella, y tu donde vives le pregunto, aquí en Piendamo me responde, y a que vas a Cali, y ella, a comprarme un poco de ropa, que casi ya no tengo, y pensé, pues si porque la falda y la blusa se le quedaron pequeñas ya, pobrecita, la falda casi no le tapaba las piernitas y la blusa apenas si le tapaba los pezones de semejante pechonalidad, y le digo, pero lo que llevas está muy bien, te ves muy bella, gracias me dice, coqueta, cuanto te quedaras en Cali,  le pregunto para hacer mis cálculos, y tas se me echa encima y yo del impulso casi salgo por la ventana contraria, coño, otra vez el experto chófer devolviéndose al carril para evitar una mula,(camión con tráiler), que le venía de frente al tratar de adelantar, y claro casi no nos salvamos, pero sí, nos salvamos y además sirvió el envión, porque  después de eso, ninguno de los dos hizo esfuerzo mayor para volver a nuestras posiciones normales, ella se quedo recostada un poco en mí y yo a dejarme claro, le cogí la mano y le digo que susto casi nos matamos, ella me aprieta la mano, me dice, si, y se queda con ella, pues con mi mano,yo, no pues que emoción.

Mientras, el man que me ayudo a levantarme miraba para atrás, miraba la pechonalidad de la nena, y yo pensé, tengo que marcar territorio, y ala le sampo un beso directo en esos labiesotes de negra, aun que no lo era o sea no es negra, pero sus labios si, y que delicia ella me respondió aaaaaaaaaa que emoción tan amarilla, un beso larrrrrrrrrrrrrrrrrrgo que delicia de beso, como todo primer beso, te transporta, y yo como no, no la solté sino como un minuto y medio después, solo para respirar y seguir.

Creo que seguimos así un buen rato, el man que me ayudo me miraba envidioso y la señora de la teta intrigada miró y me vio pegado de esos labios y peor la rabia, seguro que pensó que yo era un degenerado tocatetas porque justo en ese momento le acariciaba esas hermosuras a la nena y yo que mierda, piense lo que quiera y dale besos y caricias,,,, en un momento de descanso de los besos, aprovecho para preguntarle:  donde te quedas en Cali?, a pues donde una tía, y yo, se judío la vaina, pensé,   te esperan le pregunto, y ella si mi primo me espera en el terminal, pero de todas formas insistí,  podemos vernos más tarde o mañana, le pregunto, y ella, noooooo, mi tía es muy fregada y no me deja salir sola, pero pudo ir a Popayán, algún día y nos vemos,  puedo ir desde Piendamo y regresar el mismo día y allí si me dejan ir sola, y  yo, aaaaa pues sí, entonces dame el teléfono y ella  empieza a dictar y yo claro raudo y veloz lo copio en la agenda del celular, después de lo cual con las manitos agarradas, ella me contaba su vida y yo la mía, solo interrumpiendo  para más besos y caricias.

Tan concentrados estábamos que no nos dimos cuenta que en una parada se subió un culebreo de esos que dicen que no viene a vender nada, que son artesanos y que van a regalar unas muestras de sus artesanías y terminan haciendo comprar a casi todo menos a mí, unas cadenas de fantasía con una esfera que con una semilla de mostaza en su interior, nadando en aceite de oliva para dar buenas energías, y nosotros, total, ni caso porque, ni nos interesaba la perorata, ni las artesanías ni nada, estábamos explorándonos como pareja, y muy bien, parecía que nos íbamos a entender toda la vida.

 Y así, seguíamos, cuando frenazo, al suelo otra vez, joder, la nena me dio la mano y que bruto dice ella, que le pasa a este chófer, si, que animal digo, mientras la buseta se estaciona, se abre la puerta y se sube un agente del orden, o sea policía o tombo, bajarse todos y una fila aquí los hombres y allá las mujeres con las agentes, y todos contra la buseta, y ala, manoseo de los tombos y pues nadie con armas, supongo que para eso es que lo esculcan a uno, piden  las cédulas (documento de identidad) y todo el mudo mano a la billetera a sacar el documento y yo igual abro la billetera y nada hijueputa, me jodí, la puta cédula por ninguna parte, todo enseñaron la cédula y a la buseta y yo busque y saque todo, tarjetas personales, tarjetas de débito, loterías vencidas, papelitos con teléfonos de no se sabe quién, y nada.

El tombo, cómo se llama, me pregunta y yo Carlo Malosso y el tombo más desconfiado todavía y la gente de la buseta, como siempre tan solidarios, pues todos los demás estamos bien no es nuestro problema, que se quede, hasta que arregle su situación, decían alguno y los demás si, si, y yo los miraba con sincero odio.

A esa altura ya me había olvidado  que estaba enamorado de Marcela, y ella, por si yo le debía algo a la justicia, pensaba, ni se asomaba, total, cuando la buseta arrancaba dejándome atrás, un momento un momento, recuerdo la chaqueta que llevo siempre para el regreso a Popayán,  que es a la hora del aguacero.

Tengo la costumbre de separar documentos y plata en un bolsillo secreto que les hago a mis prendas, para mayor seguridad, y le digo al agente, en la chaqueta, y el man me pregunta dónde está y yo le explico, cuando el tombo dio el primer paso para subirse a la buseta, mi adorada Marcela salía con ella en la mano, supongo, por si era que me dejaban allí jodido; la miro y le digo gracias nena, saco del bolsillo una funda, le muestro al agente, cédula, pase de carro, de moto, tarjeta militar, tarjeta profesional de abogado, de músico, y uno carnet que traje de España que dice que soy modelo y actor, (de este carnet tengo que contar un día, porque es para cagarse de la risa), todos a nombre de Carlo Malosso, claro el poli  mira los documentos, mira las fotos y llama por celular, espera y después de escuchar me dice, siga; todos en la buseta se dieron cuenta que no le debía nada a nadie o por lo menos a la justicia.

Me subo, miro a todos con rencor y me siento a lado de mi Marcela, ella otra vez dulce, me toma de la mano, me chanta un beso y me dice que susto no y yo nooo, yo siempre cargo todo al día y ella se tranquiliza.

Y así, entre besos e historias llegamos a Cali; yo debía quedarme en el sur, pero que va, como buen baboso me voy hasta el terminal a acompañar a mi Marcela  y de paso gastarme veinte mil pesos para que me devuelvan al sur de Cali, por donde ya había pasado hace media hora.

Pero eso no es ninguna molestia para mi, todo lo que haga uno por una bella mujer vale la pena.

Total llegamos al terminal y ella dice, allí esta ese es mi primo, indicándome un carro negro; me da un beso afanoso y sale corriendo, llámame, llámame me dice y yo listo, regreso en tres días y te llamo cuando este en Popayán.

Regrese  en tres días a Popayán, pero triste y desolado porque perdí  de la manera más estúpida a mi amada, en Cali, me robaron mi celular, llevándose con este, la agenda donde tenía el único medio de contacto con la que pensé seria mi última y definitiva mujer ,,,,,,,que mala suerte tengo.


Carlo Malosso

Popayán, 29 de Marzo, (mes de mi cumpleaños), de 2012

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