La noche se
asomaba cargada de humedad y con un calor tan agobiante como el de cuatro
veranos juntos, propio de ese mes de cada año. La parturienta se halla sobre la
cama matrimonia, totalmente descubierta; lleva un pijama de ceda trasparente,
muy corto, que por efecto de su gran barriga, apenas si le cubre los
gordos y blancos muslos; lucha constantemente con ésta en su intento por
despegarla de su cuerpo sudoroso, esperando sin conseguirlo, aliviar el
insoportable calor, que agrava las molestia de los primeros dolores del parto.
Boca arriba y recostada sobre unos grandes almohadones, apena si puede sostener
temblorosa, el vaso de agua fresca, que la comadrona le ha traído hace ya más
de media hora. La expresión de disgusto con que la encuentra Clotilde al
ingresar a la habitación, no le pareció extraña, pues conociéndola por su
vecindad y parentesco, sabe que era natural en ella y que nadie hasta el
momento había descubierto la causa de sus constantes enfados. Con su paso corto
y gran volumen cruza hacia a la única y amplia ventana de la habitación
que da al patio estilo andaluz, de la casa; descorre la cortina y
abre, las hojas de madera, de par en par.
Toby aparece
inmediatamente y le clava la mirada a Clotilde en busca de alguna frase de
saludo o de cariño.
Clotilde dice,
para que Odalys escuche desde el otro extremo de la habitación, donde está
ubicada la cama pegada a la pared.
-Si no la
abrimos, vamos a asarnos en nuestros propios calores –
Se gira para
mirar a Odalys.
-Esperemos
que como avance la noche refresque un poco–
Agrega.
Toby sigue
asomado en venta, mira unas veces a Clotilde y otras a Odalys
en busca de atención, sin lograr nada de ninguna.
Odalys hace
una mueca y aun sabedora, por ser su oficio el de enfermera,
que estará mejor atendida en su casa que en hospital,
donde es común, que el médico de turno, se ve obligado a atender al
menos veinte partos en una noche, sin contar con la escasees de camas,
habitaciones, medios y medicina, pregunta a Clotilde
-¿al fin de
cuentas, Raúl, vendara o no, o para qué carajo insistió tanto en que pariera en
casa?–
-claro que sí,
no seas impaciente, apenas si empiezas a dilatar- responde Clotilde.
Y dirigiéndose
a la cama, agrega.
-A ver, abre
las piernas chica-
Oladys, separa
las piernas enseñando a Clotilde su vulva inflamada, quien después de colocarse
el guante de látex, introduce por ella dos dedos de la mano
izquierda, y enseguida, girándolos un poco, los extrae.
-apenas si
tienes uno de dilatación y Raúl dijo que lo llamara cuando estuvieras en
cuatro; además
está a media calle y cenara en su casa, antes; él sabe que aquí no hay
comida para tantos –
Y continúa
con expresión de disgusto.
- además, la
que te voy a atender el parto soy yo, tú ves, yo soy la matrona; él, es el
pediatra y vendrá a cuidar que la bebe este bien y no a atender el parto.
O es que no confías en mí?- pregunta.
-No me eches
cantaleta, que no estoy en estado para aguantarlo- responde Oladys.
-pues no la
eches tú chica, y déjate de quejas-
Toby
se cansa de mirar y esperar a que alguna de las dos le haga caso, baja la patas
de la ventana y moviendo su cola se aleja a beber agua de la
pileta ubicada en el centro del patio.
Charlie Phantomas
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