Para un
verdadero artista llegar al cielo a pasar el resto de la eternidad, más que un
premio debe ser un castigo; a quien se le puede ocurrir que un lugar carente de
fenómenos lujuriosos y provocativos, con esa blanca paz e insípida
tranquilidad, con nada de qué hablar, escribir, pintar o componer más que de ángeles asexuados, eternas y
castas vírgenes, aburridos buenas personas, pueda ser un lugar donde un verdadero artista se vea premiado; al
contrario, ese debe ser un castigo reservado para los artistas mediocres y
presumidos, (si a estos, se les puede llamar artistas, claro); por eso pienso
que por ignorancia o sabiduría la congresista María Fernanda Cabal, ha deseado el mejor de los destinos a Gabo;
estoy seguro que allí debe estar gozando
del calor infernal de su tierra, inspirándose además en el
boceto de su próxima obra, cuyo título será algo como “Pequeño Glosario de Cien
Eternidades de Existencia en el Infierno” con la ventaja adicional que no va a
tener la mala suerte de encontrársela nunca, porque seguro que ella si se irá
al cielo.
Carlo Malosso
Los Verdaderos
artistas, los que nos han enriquecido
con su existencia, tienen el derecho divino a sus pequeñas y cómodas
veleidades; eso no los hace menos frente a sus obras y su legado.
Popayán, 1 de septiembre de 2014.
Charlie Phantomas
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